El Desafío
Anticiparte a posibles oportunidades es un caldo de cultivo muy interesante para acciones potentes. Prueba de ello es esta iniciativa que aúna sostenibilidad, educación y motivación de las cabecitas más jóvenes.
Todo comenzó revisando el calendario de próximos meses con nuestro cliente. Ojeando semana a semana, vislumbramos una oportunidad en potencia: el Día de la Naturaleza.
Con este objetivo, empezamos a hacer lo que más nos gusta: maquinar, sin límites – porque para dejar la mente fluir, hay que pensar que todo es posible -. Había algo que estaba claro: queríamos celebrar la vida que nos rodea. Pero había una meta más allá: crear consciencia de lo valiosos que son los recursos naturales que nos rodean y del respeto que debemos tener hacia ellos, así como fomentar la conexión con los mismos.
Sin duda, esta era una labor de educación y, ¿quiénes son nuestro motor de futuro? Exacto, los más pequeños. Así que nos dijimos, ¿por qué no diseñar y orquestar una acción que los implique, para que comprendan la importancia de la naturaleza que les rodea mientras forman parte activa de su conservación?
Para conseguirlo, previmos emplear un obsequio como piedra angular de la iniciativa – pequeños cepellones de acebuche en maceteros biodegradables -, que además serviría como medio de participación en un concurso, en el que los niños podrían formar parte enviando las fotos de la plantación de su pequeño árbol. Y el premio sería un juego de mesa de agricultura ecológica. Como ves, no se nos escapó detalle.
Así que nos hicimos con un listado de colegios y contactamos con ellos, proponiéndoles la iniciativa. ¡Todos estaban encantados de participar! Ahora debíamos conseguir 800 cepellones y tenerlos a tiempo para la efeméride. ¿Quién dijo miedo? Nos flipan los retos.
Tras intensas jornadas de planificación y coordinación, llegó el gran día: la fecha prevista para la entrega simbólica de los arbolitos a los niños. Para ello, convocamos a medios, representantes del AMPA, del alumnado, directores de los colegios, autoridades locales y municipales… Y lo sabemos de primera mano porque estuvimos al pie del cañón cuidando que todo fuese como estaba previsto y cubriendo el evento. Todo salió a pedir de boca: la repercusión mediática fue brutal. ¡Fuimos noticia!
Después de esta entrega simbólica, nos aseguramos de que absolutamente todos los niños de primaria de los colegios recibiesen su acebuche y pudiesen participar en el concurso, cumpliendo con lo prometido, por supuesto. Además, ¡recibimos un montón de fotografías de los peques plantando su cepellón! Y con ello, numerosas participaciones en el concurso. Tanto nosotros como el cliente estábamos tan ilusionados…
Para culminar, reunimos todas las fotografías de los participantes y compusimos un precioso árbol que se publicó en medios locales. Además, nombramos a tres merecidas ganadoras, que no sólo obtuvieron su premio, sino que fueron protagonistas en los perfiles de redes sociales del cliente.
Espectacular.